Enseñar no es practicar

Cuando enseñas yoga, no estás practicando, estás observando a los estudiantes y aplicando ajustes concretos para mejorar su comprensión sobre las asanas, por lo tanto, los efectos holísticos del yoga no los puedes obtener mientras  imparte una clase.
 
Cuando nuestra carrera como profesores de yoga comienza, muchas veces olvidamos que lo que nos trajo hasta este punto fue la práctica disciplinada y constante, que la falta de tiempo no puede ser la razón para poner nuestra práctica en un segundo plano, porque no podemos retroceder, necesitamos seguir avanzando, en este camino y no dejar que el tiempo que creemos no tener nos robe nuestra paz, nuestra alegría, nuestra salud y nuestro posibilidad de seguir experimentando la vida desde adentro, con todos nuestros sentidos y conectando con esa fuente infinita de felicidad y paz interior que la práctica nos regala
 
Enseñar yoga no puede reemplazar tu propia práctica. La práctica personal te reconecta con la alegría interior y te regala un espacio de profunda sabiduría que irá aflorando e impregnando cada una de tus células, a medida que ésta avanza y se vuelve más sólida y permanente.

Practicando aprendemos a enseñar y a entender aquellas acciones que necesitamos reconocer y transformar en nosotros mismos para poder compartirlas desde nuestra propia experiencia. Esta comprensión, vuelve nuestra enseñanza mucho más auténtica, y en extremo precisa.

Leave a Reply