You have 0 items in your cart

Cuando nuestra carrera como profesores de yoga comienza, muchas veces olvidamos que lo que nos trajo hasta este punto fue la práctica disciplinada y constante, que la falta de tiempo no puede ser la razón para poner nuestra práctica en un segundo plano, porque no podemos retroceder, necesitamos seguir avanzando, en este camino y no dejar que el tiempo que creemos no tener nos robe nuestra paz, nuestra alegría, nuestra salud y nuestro posibilidad de seguir experimentando la vida desde adentro, con todos nuestros sentidos y conectando con esa fuente infinita de felicidad y paz interior que la práctica nos regala
Enseñar yoga no puede reemplazar tu propia práctica. La práctica personal te reconecta con la alegría interior y te regala un espacio de profunda sabiduría que irá aflorando e impregnando cada una de tus células, a medida que ésta avanza y se vuelve más sólida y permanente.
Practicando aprendemos a enseñar y a entender aquellas acciones que necesitamos reconocer y transformar en nosotros mismos para poder compartirlas desde nuestra propia experiencia. Esta comprensión, vuelve nuestra enseñanza mucho más auténtica, y en extremo precisa.