Llegué al yoga en el año 2000 para sanar lesiones derivadas del deporte y fuertes dolores de espalda. En ese año tuve mis primeras clases con Rishi Joseph ( discípulo directo de BKS iyengar, en Chile) y su constante invitación a escuchar el cuerpo y observar la mente resonaron profundamente en mí. Con su guía y apoyo no tardé en dejarlo todo para dedicarme por completo al yoga.
En el 2004 conocí a Emma Marín y se abrió ante mí un mundo nuevo en el cuál me sentí muy cómoda. Su invitación era diferente, ya que las prácticas eran potentes, inspiradoras, dinámicas y desafiantes. Su increíble capacidad de crear secuencias retadoras y repletas de creatividad me mostraron una manera nueva de aprender y luego de enseñar. Por ella mi eterna admiración y gratitud.
Tiempo después continué aprendiendo con Renato Turla en Italia, quién inyectó nueva energía a mi práctica y enseñanza, formando mi carácter y enseñándome a ver la vida con optimismo y alegría. Su pasión por la enseñanza, su cercanía y su amistad me enseñaron a que los lazos que se crean con nuestros maestros, permanecen a pesar de la distancia, sus enseñanzas y principios se expresan a través de mi en cada clase que imparto.
Mi proceso está en constante construcción y perfeccionamiento, es un camino con un inicio pero sin un fin, en el cuál soy una eterna estudiante, mi aprendizaje es permanente y con mente de principiante sigo tomando clases presenciales y en línea, con profesores del método Iyengar, como Lois Steinberg, José María Vigar, Gabriela Giubillaro, Carrie Owerko, David Meloni y muchos otros maestros y profesores de los cuáles aprendo a diario.